¡Hola! Me llamo Alicia y soy lingüista.
Siempre me ha atraído mucho la Lengua y los idiomas y, aunque no tenía claro a dónde me dirigía, sabía que quería ir en esa dirección. Así, elegí Letras en el instituto y decidí hacer la carrera de Lenguas Modernas, Cultura y Comunicación más tarde en la UAM. No fue hasta el último año de la carrera cuando un profesor nos habló por primera vez de la lingüística computacional.
No tuve tiempo de indagar mucho en este campo porque al año siguiente me embarqué en un máster de lingüística cognitiva en los Países Bajos, donde estudiaba cosas tan chulas como qué ocurre en el cerebro cuando aprendemos nuestra primera lengua, en qué se diferencia al aprender una segunda, con qué competencias cognitivas cuenta una persona bilingüe o multilingüe en comparación con una monolingüe, etc. A lo largo de este máster, aunque fue una experiencia increíble para mí, supe que estar en la Academia no era lo mío y al acabarlo decidí probar suerte en una empresa.
Al volver a España encontré un trabajo como lingüista computacional en una empresa que trabajaba en analítica de texto. Ahí di mis primeros pasos en el mundo laboral y supe enseguida que estaba en lo cierto al dar una oportunidad a la Industria.
Ahora trabajo en otra empresa que da servicio a un VoiceBot, es decir, a un agente conversacional con el que se interactúa a través de la voz (como Siri del Iphone, Alexa de Amazon o Tobi de Vodafone). Este VoiceBot lleva por debajo un modelo del lenguaje del que me encargo de poner a punto para que (1) reconozca correctamente lo que una persona le dice al VoiceBot, (2) etiquete correctamente la intención de cada petición que se le hace.
Haciendo más grande la foto, parte de mi trabajo también consiste en entender cómo fluye la conversación entre humano-máquina y cómo podría mejorar. ¿La conversación que se está teniendo es satisfactoria? ¿La persona que llama consigue resolver su consulta? Si no, ¿en qué ha ido mal? ¿Cómo se podría mejorar este punto? Cuestiones de este tipo son las que me planteo en mi día a día.
Es un proceso en el que tengo mucha libertad de movimientos: puedo localizar un punto en donde no funciona bien la conversación o en donde no se ha reconocido bien lo que dice la persona, proponer mejoras, implementarlas y comprobar si se ha arreglado ese bache. Como veis, es un trabajo muy ágil y para mí muy satisfactorio.
Echando la vista atrás, me hubiera gustado haber tenido formación reglada acerca de estas tecnologías, pero para cuando yo estudié en la universidad todavía esto se estaba cociendo. Por suerte, ahora ya hay, y cada vez más, másteres enfocados a las humanidades digitales y a estudiar tecnologías del reconocimiento de voz. Estoy muy contenta de que la gente tenga ahora acceso a este tipo de formación, ya que a mí me hubiera ayudado mucho a tomar mi decisión.
Espero que dar a conocer mi corta experiencia en este sector ayude a la gente a situarlo en el mapa y a plantearse labrarse un futuro en este maravilloso campo de las tecnologías del lenguaje.
Autor: Alicia Abad Perales
Fecha: Martes, Abril 13, 2021
Categoría: Experiencia Personal